Todo nuestro conocimiento nos viene de las sensaciones (Leonardo Da Vinci)

 El vocablo japonés shibui refiere al sabor que resulta “acedo, astringente y punzante al paladar”. El origen del término –cuyo significado aún hoy conserva- tuvo lugar en el siglo XIV durante la era Muromachi y sirve para describir la sensación amarga y ácida que se tiene al morder un caqui verde. Más tarde, durante el período Edo del siglo XVII, dicha expresión comenzó a utilizarse gradualmente para aludir al valor estético de “lo que es agradable sin ser llamativo”. De hecho, en la actualidad se considera al shibui como uno de los nueve principios centrales que subyacen en el arte y la cultura de Japón junto con “wabi-sabi” (el valor de la imperfección y de lo que no es permanente), “miyabi” (la elegancia y la eliminación de lo vulgar), “iki” (la originalidad), “yugen” (el misterio y lo desconocido), “geido” (disciplina y ética), ‘kawai” (belleza) y ‘enzou” (el vacío, entendido desde la perspectiva del concepto zen que representa al infinito o la nada). En esa escala de valores estéticos el shibui simboliza lo simple, sutil y discreto pero, además, exalta la idea de que las cosas son más hermosas cuando hablan por sí mismas.

Todo esto viene a cuento de Shibui, el magnífico álbum del contrabajista y compositor italiano Enrico Fazio junto a su banda Critical Mass. En la información que acompaña al disco, su autor explica que el título se relaciona con el significado literal del término –es decir, el sabor astringente experimentado al morder un caqui verde- pero también con la posterior “sensación de profunda calma” implícita en esa acción.

A nuestro modesto juicio, este proyecto discográfico –aun cuando poco y nada tiene que ver con el arte japonés– también es acreedor de varios de los principios estéticos mencionados, toda vez que en Shibui, además de hallarse la sutileza aludida en la voz que da título al álbum, se dan cita la elegancia y el buen gusto, una mesurada exploración de lo desconocido, la sobriedad y un refinado sentido de belleza y originalidad, entre otras muchas cualidades.

 

Enrico Fazio acredita una extensa trayectoria que incluye participaciones en el cuarteto de Carlo Actis Dato, el Anglo/Italian Quartet, el Pino Minafra Sud Ensamble y la Andrea Centazzo’s Mitteleuropa Orchestra, además de una prolífica labor liderando o co-liderando diferentes bandas materializada en sus álbumes con el Enrico Fazio Septet (con el cual editó Zapping! en 2003, Live in Milano – Villa Litta de 2005, Oloron – Des Rives et des Notes en 2009 y Nouvi Territori LIVE de 2009), el prestigioso quinteto Art Studio (documentado en los discos Trenta-Live in Torino de 2003, Off Limitsen 1998, Ondeen 1987, Presagio de 1984, etc.), Enrico Fazio Ensemble / U.F..O y el dúo que integra con el multi-instrumentista Sergey Letov (Compagni di strada en 2002).

A esto debe agregarse su sólida formación académica –que incluye una maestría en contrabajo y una licenciatura con honores en disciplinas musicales-, una destacada labor pedagógica como profesor de composición y arreglos y jefe del departamento de jazz en el afamado Conservatorio A. Vivaldi de la ciudad de Alessandria (Italia) y su reconocido rol como miembro fundador del CMC (Centro de Música Creativa), entidad que además presidió entre los años 1992 y 2000.

El ensamble Critical Mass que lidera Enrico Fazio nos ofrece, a través de las ocho piezas comprendidas en Shibui, la primera parte de un proyecto mucho más amplio basado en su personal enfoque de la composición y en el desarrollo de un amplio lenguaje melódico y armónico que incluye –entre otros recursos exploratorios- la utilización del deside-slipping o desplazamiento lateral.

El ecléctico e imaginativo ideario estético pergeñado aquí por Enrico Fazio, amalgama múltiples formas musicales –desde jazz moderno al blues, de ritmos antillanos a riffs de rock progresivo y de la tradición de New Orleans a elementos provenientes de la música clásica contemporánea, entre otros- pero arroja un resultado que, a pesar de su compleja hibridación de estilos, luce tan emocionante y seductor como claro y cohesivo.

 

En el inicio, con Tempus Fugit –pieza inspirada en un fragmento perteneciente a Kurt Weill-, se entrelazan paisajes sonoros dispares con notable balance en la forma y exquisita moderación dinámica, realzados por las aquilatadas intervenciones solistas de Luca Campioni en violín, Alberto Mandarini en trompeta y Gianni Virone en saxo tenor.

Effetti Collaterali se aposenta en una frase de acompañamiento en contrabajo a cargo de Enrico Fazio que extrapola un riff proveniente de la legendaria banda de jazz-rock progresivo Colosseum para luego desembocar –tras un segmento con aires antillanos y los sucesivos solos de Gianpiero Malfatto en trombón y Adalberto Ferrari en clarinete bajo– en un sincronizado ejercicio de improvisación colectiva.

La nostálgica atmosfera de Pianoless abre con la exótica sonoridad del clarinete turco hasta adquirir, gradualmente, los aires de un lamento en donde van concatenándose un moderado equilibrio entre tensión y relajación, delicados ornamentosy una secuencia de solos en la que tiene especial destaque el saxo alto de Francesco Aroni Vigone.

El deliciosoTuttecose gira en torno a una divertida línea de canto –aportada por Simone, el pequeño hijo de Enrico Fazioque evoluciona al conjuro de impulsos rítmicos con marcadas influencias de música de los Balcanes, adornos de dimensiones orquestales e intervenciones solistas de Adalberto Ferrari en clarinete y de Alberto Mandarini  en trompeta de particular luminosidad.

El tema que da título al álbum se aposenta en un desplazamiento lateral o side-slipping (se denomina así al recurso de “tocar cromáticamente fuera de la secuencia de acordes”) sobre el que se deslizan múltiples cambios climáticos –de la balada jazz a ritmos de impronta afro céntrica- y una secuencia de solos en la que sobresalen el violín de Luca Campioni, el clarinete bajo de Adalberto Ferrari, la batería de Fiorenzo Sordini y el trombón de Gianpiero Malfatto.

El laberintico andamiaje estructural de Serial Player adopta los principios atonales del dodecafonismo pero, la claridad de su exposición y la riqueza de matices, hacen que la experiencia auditiva resulte sumamente agradable al oído.

Por su parte, Serendipity conjuga diferentes modos unidos por un patrón rítmico en donde se yuxtaponen cadencias de vals –rubricadas por un colorido soliloquio de Francesco Aroni Vigone en saxo alto– y una notable resolución dinámica en swing que va empalmando los solos de Gianpiero Malfatto en trombón y Luca Campioni en violín, hasta desembocar en el motivo de apertura.

El cierre con N.O. Trap ofrece una hipnótica e innovadora mixtura entre la danza claque, la música de New Orleans, la improvisación y la tradición del jazz.

Enrico Fazio’s Critical Mass, en Shibui, brinda una obra elaborada, adorable, creativa y con la infrecuente virtud de haber logrado hacer simple lo complejo.

 

Cualquier persona puede hacer complicado lo simple. La verdadera creatividad consiste en hacer simple lo complicado (John Coltrane)

 

Sergio Piccirilli

 

CONTINUA A LEGGERE QUI